Siempre pensamos que cuando tenemos cerca de 1000 vinilos en nuestra estantería contamos con una magnifica colección de vinilos pero cuando vemos las cifras que barajan los mayores coleccionista de este pais y del mundo nos hacen palidecer.
El honor del mayor coleccionista del Mundo esta en manos del Brasileño y empresario Zero Freitas es el mayor coleccionista de vinilos del mundo, con casi 8 millones de ellos.
Zero Freitas es un millonario brasileño que nació en São Paulo hace 63 años y amasó una fortuna como empresario del transporte escolar. Zero también ostenta el récord de ser el mayor coleccionista de discos del mundo, con casi 8 millones de unidades conviviendo en sus establecimientos.
Gran parte de su fortuna la ha gastado en comprar vinilos, una obsesión que como el mismo asegura le ha llevado a intentar tratarlo con terapia, desde pequeño ha sentido un impulso incontrolable por comprar vinilos, el primero de ellos fue del cantante brasileño Roberto Carlos, sólo de este artista tiene 1,793 vinilos
Durante los últimos 40 años Zero Freitas se ha ido haciendo con la colección de vinilos de Djs y melómanos, adquiriendo vía eBay una gran cantidad de vinilos que algunos coleccionistas han vendido, también ha contratado a personas para que busquen coleccionistas de vinilos alrededor del mundo y poder comprarles sus colecciones, parece que Zero Freitas pretende hacerse con todo los vinilos que existen en el mundo.
Y también tenemos los nacionales aunque en mucha menor cantidad como Eloy Gala su pasión por el coleccionismo de discos «Ahí nace todo -dice a sus 61 años-: en buscar esas canciones que nos permiten evocar nuestra infancia y adolescencia. El coleccionismo es querer poseer todo aquello, tenerlo. No sirve con escucharlo o disfrutarlo, quieres tenerlo físicamente». Ahí está la clave, subraya: en hacerlo tuyo. Por eso, no le valen Spotify, YouTube ni otras plataformas on-line.
«Esos álbumes en formato digital no son tuyos, son de todo el mundo». En cambio, los casi 25.000 discos que alberga en la habitación que su mujer llama ‘Freakylandia’ son solo suyos. Y hacerse con ellos le ha llevado más de cuatro décadas. Años de ferias, de viajes relámpago a Utrecht, Barcelona o Londres. Compró sus dos primeros singles -uno de Led Zeppelin y otro de Patxi Andión- a los 12 o 13 años.
Aunque Eloy ya casi no encuentre discos que lo satisfagan, lo cierto es que cada vez se venden más vinilos. Este año, según la consultora Deloitte, las ventas en todo el mundo supondrán un negocio de mil millones de dólares; principalmente, gracias a la venta de discos recién editados (Blackstar, de David Bowie, fue la estrella en 2016; el año anterior, 25, de Adele), pero también a la compraventa de usados y tocadiscos. Hay que remontarse a los años noventa para encontrar cifras similares. Eso sí, el mismo informe arroja también un vaso de agua fría: en 1981 se vendieron en todo el mundo mil millones de vinilos.
Otros también acumulan muchos discos como Carlos Abraxas colecciona discos de vinilo desde hace décadas, pero aunque no escucha música en formato digital compra muchos de sus discos en internet…su colección ronda los 15.000 vinilos.
¿Para qué quiero Spotify, si casi no tengo tiempo de escuchar todos mis discos?”
Entre los varios miles de LP´s de su impresionante colección se encuentran auténticas joyas y rarezas, muy cotizadas en el mercado del coleccionismo: primeras ediciones de artistas como Jefferson Airplane, Big Star o Syd Barret, álbumes de grupos psicodélicos de los países del este, completamente desconocidos para el común de los mortales, o copias casi únicas de oscuros artistas folk, punk o garaje.
En coherencia con estos planteamientos e intereses, Carlos no tiene reparos en afirmar que buena parte de las mejores grabaciones de la historia de la música pop suenan mejor en su versión mono. Obras maestras como el Pet sounds de Beach boys, Sgt. Pepper´s o Revolver de los Beatles que sólo necesitaron cuatro pistas para ser registradas. Opinión que, aunque resulte chocante, cuenta con el beneplácito de muchos beatelmaniacos y adictos al vinilo.
En 1988, los inicios de la era digital, el músico y productor Steve Albini escribió un mensaje lleno de rabia en el encarte del último LP de Big Black, Songs About Fucking: “El futuro pertenece a los leales a lo analógico. Que le jodan a lo digital”.
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